Archivo de diciembre 2007

El Bar Jovellanos

diciembre 15, 2007

Hay lugares que recordamos, algunos ya no existen, otros perdieron su significado, encanto y esplendor o fueron transformados para ser completamente diferentes. El inexorable paso del tiempo y los cambios revolucionarios dejan sombría huella sobre muchos de ellos, para verlos nuevamente sólo imaginarlos con las naturales distorsiones de la memoria y la nostalgia .

Ubicacion Bar Jovellanos.Uno de estos sitios es el Bar Jovellanos, corazón y centro comercial primordial del pueblo del cual tomó su nombre. Estaba situado en la intersección de las Calles Real y Alcalá, su parte frontal miraba al sur, a la Real, la vía más importante de la localidad; por el este tenía la Ferretería Casa  Arango; al oeste la mencionada Alcalá, segunda vía en importancia; y al fondo, es decir, al norte, casas particulares.

En aquel tiempo el Bar Jovellanos funcionaba como Restaurante-Bar-Hotel-Cafetería; prestaba servicios las 24 horas del día y sirvió de estación o terminal de ómnibus a importantes líneas interprovinciales o nacionales como la Santiago – Habana, La Flecha de Oro, Omnibus Menéndez, Playa  Azul, y a la intermunicipal más significativa de nuestra provincia, Colón – Matanzas.

El area comercial permanecía iluminada y limpia, contaba con alargada barra dotada de altas banquetas circulares adosadas al piso, un salón con mesas y sillas y un reducido recinto dedicado a la atención de viajeros y la venta de boletines para abordar los ómnibus de las citadas líneas. En el piso superior disponía de pequeñas habitaciones. A un lado del área comercial tenía un llamativo kiosco con la oferta de golosinas y otra mercadería, entre ella periódicos y revistas de circulación nacional y extranjeros. Especialmente recuerdo los entretenidos Muñequitos. En mi niñez me esforcé para reunir algunas monedas y comprar los de Tarzán, Supermán, El Pato Donald  y otros personajes.

Años después de que este centro dejara de existir a mis manos llegan fotos relativamente recientes del lugar. Al observarlas no puedo evitar la evocación del pasado.

Foto del Bar Jovellanos.La primera instantánea se produce desde la acera opuesta temprano en la mañana un día del 2003. Aquí se ve la triste figura de la edificación que fuera sede del Bar Jovellanos. En otros tiempos, si nos acercáramos al establecimiento veríamos a sus empleados esforzados por atender a la creciente clientela que llega a tomar café o deleitarse con el desayuno que allí se sirve; apreciaríamos mejor el temprano movimiento de los jovellanenses por el amplio portal camino a sus trabajos, escuelas y otros quehaceres o quizás el momento en que alguno de ellos se detiene a comprar El País, Prensa Libre o Excelsior, algunos de los periódicos acabados de llegar desde la capital de la nación, aún impregnados de tinta fresca…

Minutos más tarde  el fotógrafo da unos pasos por la misma acera, se poseciona frente a lo que antes fue la Ferretería Murillo y desde allí dirige la cámara al mismo punto. Nos ofrece una segunda vista del depauperado inmueble y una imagen de los carretones tirados por caballos, principal medio de transportación de las personas en la actualidad y varios bicicleteros, señales inequívocas de la  animación del tránsito en la principal arteria del pueblo.

Foto del Bar Jovellanos.En rápida mirada al pasado la convicción de que en otros tiempos una foto similar reflejaría un edificio mucho mejor cuidado y la impresionante figura de un ómnibus especial SANTIAGO – HABANA, prodigio de la industria automotriz de la época; enorme, cómodo, poderoso, con sus grandes ventanillas de cristal herméticamente cerradas y densamente empañadas por la combinación de su refrigerado aire acondicionado y la fuerte humedad exterior del amanecer, que al llegar desde Colón a su terminal en nuestra localidad tras su recorrido por la Carretera Central está junto a la acera. Bajan pasajeros y tripulación para disfrutar también del desayuno y recojer viajeros con destino a las ciudades de Matanzas y La Habana, sus dos próximas y últimas paradas…

El Bar Jovellanos fue punto de encuentro y despedidas, de conversación e intercambio de opiniones mientras se degustaba un sabroso café o una cerveza helada, de disfrutar de un sandwich o una medianoche muy bien preparados, de saborear los exquisitos platos de su virtuosa cocina servidos en mesas de manteles y servilletas de blancura inmaculada; sus trabajadores hacían gala de buena presencia, amables y profesionales al brindar al público una esmerada atención que incitaba repetir la visita.

El Bar Jovellanos fue uno de los lugares más frecuentados y estimados de mi pueblo. Allí no sólo acudían sus muy variados clientes y viajeros, sino las innumerables personas que por diferentes motivos transitaban a diario, sobre todo los sábados y domingos, por su amplio portal de fuertes y arqueadas columnas y sus bien construidas aceras .

En Real y Alcalá, o mejor, José Martí y Máximo Gómez, insignes nombres gloriosos que en su momento tuvieron esas calles, queridísima esquina de mi pueblo, tenía su sede el Bar Jovellanos, preciosa joya que hace mucho dejó de existir aunque su maltratada edificación permanezca aún en pie. En el futuro tendremos uno mejor.