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Mis Maestros

octubre 27, 2007

En el “JOVELLANOS SOCIAL CLUB”, pequeña publicación que se edita  con cierta frecuencia, conocí la escueta y triste nota acerca de la muerte de una maestra de mi pueblo. La noticia, aunque tardía, pues el hecho ocurrió años atrás, me recordó el tiempo en el que disfruté de su alto magisterio  y decidí, en honor a su memoria  y como modesto homenaje a  los maestros, contarles lo siguiente:

Afirmar que Jovellanos se destaca  por la calidad de su gente es hacer justicia  a la verdad. Desde los más humildes hasta los más pudientes, desde los mejor preparados hasta los que apenas alcanzaron alguna instrucción, hombres o mujeres, invariablemente el jovellanense ha dado muestras de su altísima valía  y talento. Esto se debe, entre otras razones, a la dedicación y al mérito, las más de las veces ignorado y no debidamente reconocido, de los maestros, quienes junto a nuestros padres ejercieron decisiva influencia no sólo en que aprendiéramos las primeras letras y la posterior adquisición de mayores conocimientos, sino además, en convertirnos en mejores personas, en ciudadanos dignos mediante su ejemplo y sus aleccionadoras llamadas de atención y sabios consejos lo mismo dentro que fuera de los salones de clases.

Fue la primera Escuela Secundaria Básica de Jovellanos y recibió el nombre de Coronel Cosme de la Torriente. Desde hace años es una Escuela Primaria. Foto Feb. 2009

Fue la primera Escuela Secundaria Básica de Jovellanos, con el nombre de Coronel Cosme de la Torriente. Desde hace años es una Escuela Primaria. Está en la calle Daniel González, frente al parque Domingo Mujica. Foto Feb. 2009

Cito con verdadera satisfacción a aquellos que en mi juventud, en las acogedoras aulas de la Escuela Secundaria Básica “Coronel Cosme de la Torriente” trasmitieran a sus alumnos  enseñanzas fundamentales  que al paso de casi media centuria muchos aún recordamos, como por ejemplo:

 – en la descomposición factorial, el binomio cuadrado perfecto con su fórmula de (a+b)2, resumido en su razonado y científico concepto de ser “el cuadrado del primero, más el duplo del primero por el segundo, más el cuadrado del segundo”, como lo argumentara en sus admirables disertaciones  y demostraciones en la pizarra la eficiente y cariñosa profesora de Matemáticas Juana Herminia Valdés;

– o cuando se nos describió el fenómeno físico de la dilatación de los cuerpos por el calor y su confirmación mediante el experimento en el aula con el “Anillo de Gravesande”, explicado de manera brillante por el ilustre profesor de Ciencias  Elovet Arroyo;

– de igual manera, las magistrales clases que sobre Español, nuestro entrañable idioma, recibíamos para adentrarnos en el mundo del verbo y sus más complicadas conjugaciones, el sujeto y el predicado en sus variadas formas y modos, la elaboración de párrafos y composiciones, la práctica de la lectura de temas diversos. Todo ello expuesto con la más exquisita pronunciación,  de manera diáfana y accesible a la comprensión de sus alumnos con suave voz y refinados ademanes, o con su clara y hermosa letra en la pizarra, por la excelente, afectuosa y atenta profesora Margarita Piedra.

El Título de Maestra de la Escuela Normal de Matanzas otorgado a la señora Grinalda Valdés Morales el 11 de Julio de 1947. Ella fue una de las excelentes y queridas maestras del Autor. Foto Feb. 2009

El Título de Maestra de la Escuela Normal de Matanzas otorgado a la señora Grinalda María Valdés Morales el 11 de Julio de 1947. Ella fue una de las excelentes y queridas maestras del Autor. Foto Feb. 2009

También fueron mis preceptores: en el Kindergarten, las hermanas Luz  María y Antonia Fernádez Vallina, conocidas en el pueblo cariñosamente por Cuca y Chiquitica; Adela González en primer grado; María Cobos en segundo; Zaydeé Martí en tercero; Cuca Torres en cuarto; Julia Curbelo en el quinto grado, quien además de maravillosa maestra, manifestaba especial calor maternal a sus alumnos; en sexto grado fue Grinalda Valdés. Puedo citar otras queridas profesoras, como Guillermina García, Carlotica Novoa, Carmen Ortíz y Esther Erazo. Mis padres recordaban con respeto y admiración los nombres de Hortensia Puñal y Lucila Plata, reconocidas educadoras. Son muchos más, perdón por no mencionarlos a todos.

A mis queridos maestros  los llevo en el recuerdo y en el corazón; la obra de tan valiosas personas perdura y no la borrará el tiempo, ellos hicieron una contribución esencial a la formación del saber y de las mejores cualidades de la gente de nuestro amado pueblo. Nos honra y llena de orgullo la larga lista de magníficos  maestros que como preciado tesoro colma de riquezas a mi natal Jovellanos. Esa larga lista continúa creciendo.